Apagón, Calor, zancudos y solidaridad.
Un apagón como el de todos los días en la frontera no sorprende a nadie, se apagó la radio y como de costumbre aprovechamos para hacer otras cosas como reunirnos y revisar la agenda.
A medida que pasan las horas se conoce que el apagón es nacional, esto pinta muy mal, así que anime al equipo a salir a la calle para conocer las reacciones de la gente y el funcionamiento del hospital.
En Guasdualito no contar con energía eléctrica afecta el suministro de agua, hace mucho calor y las reacciones de la gente estaban bastante acaloradas.
Fueron noches largas entre el calor y los zancudos. Durante el día la gente se reunía en los patios de sus casas para sobrellevar las altas temperaturas. La búsqueda de agua y compras nerviosas de agua, velas y alimentos no perecederos marcaban las pautas.
Para hacer los avances informativos nacionales y cargar el teléfono contaba con un hotel y una clínica de la zona que contaban con planta eléctrica y me permitían conectarme al internet para enviar los reportes de la critica situación que enfrentaban las familias de la frontera.
Entre las historias que recuerdo de este doloroso episodio esta Dubraska Lezama una joven embarazada que se planifico para dar a luz a su bebé en Arauca Colombia, ya que temía parir en Guasdualito por el asecho de los apagones, no quería que se fuese la luz en medio de su cesárea.
Lo que Dubraska no se imagino es que el parto se le adelantaría por el apagón, ella dormía en el piso de su casa que era más fresco que la cama, los zancudos la agobiaban y de repente sintió dolores de parto en medio de la madrugada.
Fue trasladada al hospital de Guasdualito en moto, no daba tiempo de llegar a Colombia como lo había soñado. La situación fue bastante complicada por los problemas de la planta eléctrica del hospital que funcionaba a ratos y los pocos médicos que estaban de guardia.
En medio del apagón nacional nace su primera hija y como el estado Apure fue el ultimo estado en recuperarse del apagón nacional, la beba recién nacida vivió el calor, la humedad y los zancudos junto a su mamita y su hermanito.
Al observar a la bebé tan tranquila en brazos de su mamá y sus vecinas ayudando y apoyando con lo que podían, me di cuenta que ese apagón se convirtió en un símbolo de resiliencia para Dubraska y su familia.