Hola María
Comparto tu opinión sobre el incremento de los crímenes contra el Derecho Internacional vinculado al debilitamiento del sistema ONU. Aunque lo planteas como una hipótesis, me parece que tenemos elementos para sostener que lo primero es síntoma de lo segundo. El rol preventivo y de protección de Naciones Unidas ha ido socavándose por la intervención sostenida de los Estados más poderosos con el objetivo de restarle protagonismo. Sin embargo, no resulta un panorama tan sombrío como puede creerse, considerando que siguen operando aliados en derechos humanos, así como en los ejes políticos y humanitarios del sistema, empeñados en hacer valer el trabajo de la organización de acuerdo con los principios y valores de la Carta.
Lo anterior es apenas un marco para responder tus preguntas, todas complejas. Invitaría a que todos den un aporte. En lo que nos toca, definitivamente una de las tareas apremiantes consiste en fortalecer las estrategias de incidencia ante el sistema. La eficacia no es una cuestión unidireccional. No es cómo ellos realizan su trabajo, sino cómo los vínculos y herramientas que construimos permiten a que lo hagan cada vez mejor. Entiendo que esa transformación que sugieres interpela, aunque no exclusivamente, a la sociedad civil, con un llamado a reinventarse en sus modos de trabajo y relacionamiento para adaptarse a los tiempos actuales. Aquí hay mucha tela que cortar, pero nuestro foco son los derechos humanos. Te devuelto la pregunta: ¿qué está en nuestro poder, y qué debemos hacer, para que los mandatos de protección sean más eficaces?
Gracias por participar,