Gracias a Dios,
En aquel entonces mi mayor preocupación eran las tareas que debía entregar a la universidad. Esa semana tenía pendiente varias asignaciones y sin mucha mente, agarré una vela y destiné la poca batería que le quedaba a mi computadora para avanzar en lo pendiente, cosa que duró a penas unas horas. Sin embargo, aquel cruel episodio nos unió como familia. Para distraernos, pasábamos las tardes en el parque y de noche nos acostábamos temprano, mi madre montó unas valientes caraotas que aguantaron 3 días fuera de la nevera a punta de recalentado y desempolvé los libros que tenía por leer.
En mi caso, pudimos sacar belleza en medio del caos.