Para marzo del 2019 cuando ocurrió “El Apagón” – hecho que quedó recordado de esa forma por los medios nacionales e internaciones – yo tenía 16 años. Recuerdo muy vagamente ese hecho porque cuando hago memoria, solo tengo pequeñas lagunas como la preocupación de mis padres por ver cómo preservaban los alimentos que necesitaban refrigeración, así como también esa ingenua idea de que “ya volvería la luz” puesto que, al estar en Táchira, era algo normal que ocurriera por las fechas, pero, esa llegada no ocurrió hasta siete días después de aquel 19 de marzo.
Otra de las cosas que se albergan en mi memoria sobre ese tiempo, era el ver cómo los vecinos de mi urbanización intentaban realizar diferentes actividades para que los más pequeños se distrajeran de la situación, mientras que a sus espaldas, solo los mayores se convidaban uno con otros dándose consejos de cómo preservar las carnes con sal, ya que nadie sabía cuánto iba a durar este inesperado suceso.
Estoy consciente de que quizá pasaron más cosas, sin embargo, en la actualidad, le pregunto a mi mamá y a mi hermana si tienen alguna otra memoria de ese tiempo, pero, creo que tanto ellas como yo hemos bloqueado inconscientemente esos recuerdos con respecto a los siete días sin luz.