En este espacio compartimos algunas historias escritas por participantes de nuestros cursos. Lo que allí se comenzó a trabajar a través de diferentes ejercicios, y con el acompañamiento y guía de los tutores, se convirtió en una pieza narrativa bien elaborada.
Vive en una casa enorme en Las Piedras de Cocollar, un pueblo del sur del estado Sucre, en el oriente venezolano, donde quería envejecer junto a sus familiares. Pero, con el paso del tiempo, algunos murieron y otros migraron.
Durante años, Nora se dedicó a darles clases particulares de física, química, matemática e inglés a los jóvenes de su comunidad, en Carúpano, estado Sucre. Entre sus alumnos tuvo a los hijos de Zoila Hernández. Cuando estos se graduaron, dejaron de tener noticias de Nora, hasta que, tiempo después, Zoila volvió a su casa para tenderle una mano.
Durante 47 años, en el Valle de Mocotíes, a 81 kilómetros de la ciudad de Mérida, Luis Antonio Molina mantuvo un taller de herrería. Soldando rejas, faroles y puertas, encontró el sustento para su familia y a la vez una forma de vida. Una vida que ahora, a sus 67 años, luego de recibir un diagnóstico de cáncer, siente que pende de un hilo.
Cuando en 2017 a Erickvaldo Márquez lo metieron preso acusado de asesinar a un trabajador de la gobernación de Mérida, le faltaba poco para terminar sus estudios en la Universidad de Los Andes. Un juez lo dejó en libertad en 2020 porque no encontró pruebas en su contra, pero la Fiscalía apeló la decisión. En prisión, el 24 de marzo de 2021, este joven defendió su trabajo de grado.
Luego del golpe de Augusto Pinochet a Salvador Allende, muchas familias migraron de Chile. Fue el caso de los Ponsot, los Balaguer y los Escobar, quienes pasaron un tiempo en Finlandia y luego se asentaron en Venezuela. Décadas después, algunos regresaron al punto de partida de ese viaje.
Carlos Fernandes nació, creció y se hizo dirigente político en Barlovento. Allí, en lo profundo del estado Miranda, fue donde sus padres, mucho tiempo antes, se asentaron al migrar de Portugal. A ese país se fue él en 2017 porque no quería ser un preso político venezolano más.
Yessica Molina migró a Argentina buscando su tranquilidad y con la intención de construirse una vida que había proyectado desde que era una adolescente, dos cosas que parecían imposibles en Venezuela. Sola, en un país que no era el suyo, debió afrontar otras dificultades que la pusieron a prueba. En el momento más difícil, tuvo que tomar una decisión.
Desde antes de migrar a Buenos Aires, Argentina, Jaime Merrick, abogado con estudios de postgrado, comenzó a buscar trabajo en esa ciudad. Pero como no conseguía ninguna opción, y necesitaba dinero para mantenerse, aceptó un puesto como personal de limpieza en una tienda de muebles. Frustrado y cansado de esas largas jornadas, llegó a pensar que nunca volvería a ejercer su profesión.
Nancy Páez creció en una casa que tenía, en su patio interno, un frondoso árbol de mango. Al padre se le ocurrió construir una cocina en ese espacio, pero decidió que había que buscar la manera de no talar ese árbol que, con su sombra, los protegería un poco del sofocante calor de Puerto Ordaz. Mucho tiempo después, todos extrañarían los momentos que vivieron allí, tanto como los mangos de aquella mata.
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