Saludos y bendiciones para todos.
Que Dios nos bendiga.
En atención a la evaluación, iniciaría reconociendo lo asertivo que fue – el mapeo de actores – seleccionar las instancias y los mecanismos a abordar en cada sistema, de cara a los objetivos. Por supuesto que rescato como importante lo expresado por el último expositor, cuando dice – y parafraseo – que la “insistencia y la concurrencia” fueron determinantes.
Ahora bien, las estrategias en los tres casos se centraron en visibilizar y documentar ante esas instancias la crisis humanitaria e institucional del país y mostrar las consecuencias de la realidad venezolana, incluso para la región.
Todo con el proposito de alcanzar la atención y lógica activación de los mecanismos internacionales que procuren y/o demanden la regularización del Estado de derecho y dignificación, cruelmente vulnerados en Venezuela, o en caso contrario, lograr la aplicación de sanciones o medidas de presión, a fin de restablecer la justicia y el derecho interno.
Estas incidencias con informes precisos, documentados y certificados, y esas audiencias persistentes, generaron en el seno de las distintas instancias en el Sistema de DDHH, debates y decisiones que activaron de hecho: Una Mision de determinación de los hechos en Venezuela, por otro lado, un desmontaje y descalificación del discurso y de la institucionalidad del régimen (caso Defensoría del “Puesto”) y un claro reconocimiento informado de que: “En Venezuela hay una grave situación de DDHH que afecta el hemisferio”.
En fin, entre las tres iniciativas que nacieron del espacio cívico y sus defensores, producto de su perseverancia, lograron poner en el radar de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, a Venezuela como un país que grita: “mayday”.