Cuando leemos, podemos hacerlo en dos niveles: uno “ingenuo o intuitivo”, que es cuando abordamos algún texto sin hacer ningún tipo de análisis sobre el discurso y nos quedamos solo con las percepciones y sensaciones que nos produce la lectura; y otro nivel, que es el “racional”, con el cual hacemos un análisis más profundo para identificar los elementos que componen una historia.
En ambos niveles debe poder apreciarse la aproximación a la condición humana, tanto para conectar y despertar emociones en quien lee de manera intuitiva, como para que quien lea de un modo más racional no encuentre vacíos, incoherencias ni exceso de datos o de opinión que le resten eficacia a la historia.
Para comprender bien este punto, haremos un ejercicio práctico a partir de la historia “Que de su hijo crezca un árbol nuevo”, de Jan Queretz.
La idea es la siguiente:
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